A pesar de ligeras experiencias
anteriores, en breves vuelos nacionales, todo mi instinto animal y de guajiro de
Pinar del Río me gritaba que saliera de aquel aparato de la aerolínea "AirBerlin" cuando
me senté en él y miraba asustado
por la ventanilla el muro de cemento y los aromales que rodeaban el aeropuerto “Juan
Gualberto Gómez” de Varadero porque estaba loco por brincármelos y salir
corriendo monte adentro, pero el sentido común, la lógica, la tranquilidad que
reinaba en el resto de los pasajeros y el deseo de asistir a la boda de mi
hijo, hizo que me quedaran a bordo.

Es que también sobre la sugestion personal,
te reciben con un curso rápido de terror que te administran casi al sentarte en
el Airbus ; videos y gráficos por donde abandonar la aeronave, que si en
caso de amarizaje, que si es un "forzoso", el oxígeno de emergencia, que dónde está el
chaleco salvavidas, qué hacer si surge un incendio y escápate del humo….figuritas y animaciones bien desagradables, la verdad
no aptas para menores de cinco horas de vuelo, como yo.
No obstante, cuando fuimos a despegar, y
como uno ama por instinto la velocidad , me animé un poco y grité bajito lo mismo que
le digo a mi moto Jawa en autopista “¡Piiiiiinchalo Joseitooooo!!!!!
Luego haciéndome el “etrajero” y para
celebrar el despegue, pedí una cerveza sobre West Palm Bech pero ya al Oeste de
Washington y por todas las tensiones
anteriores, me estaba orinando y me fui al baño. De lujo el baño, amplísimo,
comparado con el de mi casa, vaya que un poco más y no te puedes sentar sin
arañarte las rodillas.
Al salir e intentar regresar el pasillo
estaba bloqueado por una hermosa asistente de vuelo, de pura raza alemana, una rubia
realmente impresionante que manejaba su carrito de refrigerios y yo no podía
pasar, “na´ pero ella seguro avanza rápido”, me dije, pero no era así y mi
asiento estaba distante, la gente mi miraba y yo sonreía mirando a lo lejos a
un acompañante imaginario, para sentirme menos incómodo y menos solo, la
sonrisa me ayudaba a sobrellevar la situación y el atasco; mi impaciencia hizo
que me pegara un poco a la dama y esta se inclina buscando algo en su carrito y sin
muchas medias tintas les cuento que me pegó sus redondas nalgas.
¡Qué suerte que no me miró tan siquiera!,
como si un perro sato cubano hubiera ligeramente rosado a una osa alemana, ¡si, qué suerte que no miró, porque si lo hace me muero de
la vergüenza, me encierro en el baño y no salgo hasta que no quedara nadie en
el aparato.
Sobre el Mar de los Sargazos
sirvieron comida de altura, mucha
altura, íbamos a más de 11000 metros sobre el nivel del mar, preciosa la bandejita,
muy pintoresca, pero menos ración que el almuerzo en mi trabajo, la asistente de vuelo, me propuso tres opciones, pero como yo solo entendí de su habitual y rápido inglés "chiken", pues que venga el “chiquen” y espero
que no sea del tipo “pollo peleador” que me sirven con bastante frecuencia, en general, por
la porción servida, era menos comida de
lo que come mi hijo pequeño cuando está inapetente.
Después de la cena miré por la ventanilla y
ya era de noche cerrada, me recordó un poco los viajes Habana - Pinar por la
autopista en los que apenas se ven luces, pero ésta vez no se vía NADA, la
oscuridad era total, solo la luz parpadeante en el extremo del ala derecha, lo
que me hizo pensar que íbamos a doblar en esa dirección, pero no, el piloto
tenía el mismo mal que los chóferes donde vivo, que dejan las luces intermitentes funcionando y no doblan nunca.
A los pasajeros alemanes y de otras
latitudes que me acompañaban no los voy a culpar, pensemos que fueron
contagiados en Varadero seguramente, pero nunca antes había viajado con tantas
personas resfriadas y con gripe, todo el tiempo rodeado de gente tosiendo y estornudando, ni siquiera he estado en una sala de un hospital en aquellas
condiciones tan infecciosas.
Sobre el entretenimiento, muy necesario
para más de nueve horas de vuelo, tuve la intención de conversar con la
tripulación para proponerles “El paquete” que circula en Cuba, porque no
disponían de muchas películas, casi todas las había visto o eran pésimas,
incluyendo los supuestos 14 estrenos que tampoco eran nuevas para mí y que
conste, que no soy asiduo cliente “del paquete de barrio cubano”.
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Londres se despierta |
Y para ir finalizando la historia, a las
12 de la noche, hora de Cuba (6 AM en Berlín) y sobrevolando Londres, encendieron
las luces, dieron el “de pie” para que tomara mi primer baño alemán, repartieron
unas servilletas calientes para la cara o todo el cuerpo y luego el desayuno,
nada, que ese día me bañé dos veces.
Al llegar el aeropuerto de Tegel - Berlín me
preocupaba el frío pero al ver los
trabajadores y personal operarios de los exteriores la mayoría sin guantes, pensé
que no sería tan baja la temperatura a pesar del abundante vapor de la
respiración; error; hubo que desembarcar en la pista por congestión de aviones arribando
y tomar un ómnibus, fue una patada en la cara los -5 grados que me recibieron.
De todas maneras y sin duda alguna AirBerlin
es la mejor aerolínea de las que he tenido que viajar, al menos pude hacer el cuento ¿no?