Lula abraza a una sobrino nieta 1994 |
Desde hace unas semanas ondea en el
malecón de la Habana la bandera de los Estados Unidos en su nueva Embajada,
de igual manera la bandera de Cuba en Washington y mientras el Sr. J. Kerry pronunciaba su discurso en esta capital, muchas cosas,
recuerdos y vivencias pasaban por mi mente, como le debe haber sucedido a muchos; se pudiera hablar de tantos temas, sucesos, historias relacionadas, relatos que
transitan desde lo general, nacional, internacional a los asuntos más
personales o familiares.
Tengo escasa referencia de cómo habrá
sido su infancia y juventud, en una familia muy pobre de siete hermanos y
mucha hambre multiplicada, aunque podemos imaginarla o inferirla.
Lula fue una de mis tías paternas
que pude conocer físicamente cuando casi era ella una anciana, y yo casi estaba en la
mayoría de edad.
Sé que contrajo matrimonio con un camagüeyano, un tal Sayas de apellido y que por allá se fue a vivir con su esposo, hasta que se fueron del país por el año 70 ó quizás un poco antes; me contaron que como toda aquella gente que se iban de Cuba en aquellos años, eran calificados como “apátridas” (los de ahora no), iban para campamentos a trabajar y a estar más controlados, a ella la pusieron a barrer calles y parques en la ciudad de Camagüey.
Sus motivos para irse no eran políticos, al menos de manera consciente, sencillamente en 1959, con el triunfo de la
revolución, la llegada de los rebeldes de la Sierra Maestra, uno de los hermanos,
Antonio, el mayor, que estaba en la marina del gobierno derrocado, se fue con
el resto de la tripulación en una de las embarcaciones en las que prestaba
servicio.
Las cosas ya cambian de tono cuando el mismo Antonio e Israel (hermano mayor y menor) forman parte de la brigada 2100, punta de lanza en la fallida invasión de 1961 por Bahía de Cochinos según denominación de la CIA o Playa de Girón como se conoce en Cuba. Tengo entendido, sin confirmación que ellos dos nunca llegaron a desembarcar, pero en lo que respecta a recelos, distancias y miedos futuros, la paranoia se disparó a sus niveles más altos, después por Camarioca (Octubre 1965) Antonio regresó de nuevo a Cuba, esta vez a buscar a su mamá, mi abuela Juana y a dos más de los hermanos.
Las cosas ya cambian de tono cuando el mismo Antonio e Israel (hermano mayor y menor) forman parte de la brigada 2100, punta de lanza en la fallida invasión de 1961 por Bahía de Cochinos según denominación de la CIA o Playa de Girón como se conoce en Cuba. Tengo entendido, sin confirmación que ellos dos nunca llegaron a desembarcar, pero en lo que respecta a recelos, distancias y miedos futuros, la paranoia se disparó a sus niveles más altos, después por Camarioca (Octubre 1965) Antonio regresó de nuevo a Cuba, esta vez a buscar a su mamá, mi abuela Juana y a dos más de los hermanos.
Al irse el tronco familiar huyendo de no
se sabía en claro qué, las demás ramas y sub ramas familiares fueron siguiendo
la trayectoria; en realidad ninguno tenía qué temer ni motivos para salir
corriendo, ninguno estaba involucrado en hechos o delitos, nadie iba a perder
propiedades, ni le iban a intervenir su acaudalada miseria, pero aun así, poco a
poco fueron quedando menos hasta llegar a dos en Cuba, mi tía Fredy en el barrio de Párraga,
en la Habana y mi viejo en Pinar del Río.
Entre los eventos que recuerdo de mi
infancia de mayor connotación estaban la llegada de las cartas “del Norte”, las
cartas “de afuera”, era todo un suceso, mis padres ávidos de información, de
saber; siempre eran momentos de alegría y temor, era como el momento de un
ritual sagrado donde predominaba el
silencio; mi abuela mantuvo una prodiga correspondencia todo lo frecuente que
se podía, las cartas a veces demoraban meses, era una época donde no se contaban con las facilidades tecnológicas de
hoy, de Internet y sus servicios, bueno, apenas existían las instalaciones
telefónicas así que más se podía esperar.
Recuerdo también la frase de mi papá “abuela
pasó un cable” yo no entendía mucho de aquello y menos cuando alguien decía en
otro momento que nos estábamos “comiendo un cable”, yo en mi inocencia pensaba
que si eso era lo que comíamos era bueno que abuela los mandara y enviaba también
otras muchas cosillas, medicamentos sobre todo, cuchillas de afeitar, y fotos suyas
y del resto de la familia.
Abuela tenía tiempo hasta para mi que nunca me conoció |
Los años seguían pasando y nada cambiaba
o casi nada, cartas, postales y fotos que van y vienen, mi abuela seguía
escribiendo y mi papá a ella, yo iba creciendo, madurando y ponía más atención
a los relatos, a las explicaciones; en cada viaje que hacíamos a la Habana o por el Norte de
Pinar del Río, me mostraban siempre lugares especiales donde había habitado aquella
familia ausente.
Una vez se
manejó la posibilidad de que mi viejo fuera a visitar a su familia del Norte,
pero después de mucho papeleo y entrevistas no le fue permitida la salida; que
si estaban "procesándolo" para el Partido Comunista (causa por la que renunció), que
si un primo mío era un connotado contrarrevolucionario muy activo y mi abuela vivía con él, que si se hacía “por la seguridad” de mi viejo; no
entiendo, que tan importante era mi padre para los asuntos de Estado,
seguramente el número de pollos que criaba en la granja donde trabajaba; en fin
la verdad de la negativa nunca la supimos ni la sabremos pero fue muy dolorosa
y triste, fue criminal e inhumana.
Fredy del Valle (Neco) con uno de
sus hijos.
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Entonces andaba yo ya por mis estudios
pre universitarios (1979-1982) cuando mi tía que vivía en Cuba se pone muy mal de salud,
prácticamente se estaba muriendo, entonces Lula decide romper todos los
bloqueos, el de los gobiernos, el de la distancia, el del miedo y el de mi primo
el extremista, porque éste formaba parte de los defensores del postulado, que mandar un peso a
Cuba, viajar a Cuba, etc, era ayudar al gobierno comunista en alguna manera, o sea, el cacareado intento de dejar
al gobierno cubano medio tuerto, sin importar si la propia familia se quedaba
ciega en este empeño. (es curioso porque esta es una doctrina socialista, primero
los intereses del grupo y después los personales).
Lula le contó a mi padre, frente a mí,
que había encarado a mi primo y le había dicho, “No voy ni a ver ni a ayudar a
ningún gobierno, iré a ver a tu madre que se está muriendo”. Y Lula vino esa vez y yo pude conocer
una nueva tía vieja en la que encontraba además de los rasgos familiares la
sintonía del carácter de mi gente, el carácter de mi hermana, por ejemplo; realmente fue muy grato, fue divino y mi
pobre viejo no cabía de felicidad a pesar del dolor de la gravedad de la otra
hermana; me llené de cuentos y de historias, de su vida en aquel otro mundo.
Regresó a los Estados Unidos y poco tiempo después Fredy fallecía.
De izquierda a derecha, mi primo el extremista (para llamarlo de manera muy conservadora), mi hermana con lazo en la cabeza y mi hermano con rizos, desconozco quienes puedan ser los demás.
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Años posteriores, el 8 de abril de 1985
muere mi abuela Juana González, dicen mis hermanos que a la edad de 95 años y yo juraría
que fue en sus 81, lo cierto es que ya nunca la conocería y que mi viejo nunca
pudo verla en sus últimos 20 años vividos en los Estados Unidos, la noticia fue
demoledora, mi casa se llenó de gente, amigos, vecinos, familia, todos querían
darle un abrazo a Emiliongo el Gigante y llorar con él.
Si
la memoria no me falla, a finales de ese mismo año o principios del otro Lula
regresa arrastrando a otro de los hermanos, Lázaro (Macho) y yo puedo conocer a
otro de los tíos del Norte, da la casualidad que ni uno ni otro habían tenido
descendencia, así que no habían más primos que buscar por esos dos lados.
Fue tan bueno para el viejo aquella visita, le
hizo tanto bien, Macho le dejó un abrigo y siempre lo pedía en las noches frías
recordando que era un regalo de su hermano y creo que fue una de las pocas
prendas de vestir que no perforara por accidente con sus cigarros.
Lula no hizo ninguna gran hazaña en sus viajes como los de Marco
Polo, Erik el Rojo o Gulliver, pero fue muy valiente, fue brava, no fue poco la resistencia
familiar que tuvo que vencer y volvió una tercera vez en noviembre de 1998,
cuando de este lado no había ni chiva, ni donde amarrar al noble animalito de
esos refranes de necesidades y carencias, llegó cuando tampoco había ni cables para
comer.
Lula vivía mucho entusiasmo con sus
visitas a Cuba, las disfrutaba a lo grande, mientras allá en Miami se había convertido en una anciana sola por su viudez, acá era
la tía abuela de una familia en crecimiento y expansión que la recibía con
lógica y sincera alegría, su rango familiar era reconocido y respetado, estaba
encantada con todos sus nuevos nietos y mis sobrinos la adoraban; tanto así que solía soñar despierta, que si un día
vendría definitivamente a vivir acá, que compraría una finca y me hermano se la
administraría (contador), mitad sueños y mitad proyectos reales, expresiones todas de buenos sentimientos y alegría.
Un día en la ciudad de Miami sufre un accidente
automovilístico de importancia, no estuvo grave pero si pasó algunos días en el
hospital y ¿quién corrió con todos sus problemas y quizás con algunos o todos los gastos? No sé las palabras que se usaron, pero debieron ser muy parecidas a estas,"Mucho embullo con aquellos parientes “comunistas” de Cuba,
mucho viajes y paquetes para allá, mire a ver si alguno pudo hacer algo por
usted ahora".
Quien da de comer manda y todas las
luces se apagaron, se acabaron las llamadas, los sueños y los planes, se acabó
la correspondencia, si llamaban de Cuba no había respuesta, ostracismo total,
envejeciendo en su casita del Norte y así muchos años, más de diez, como si
fueran pocos para los ancianos.
Mi eterna admiración y agradecimiento
para esta humilde persona, fue muy valiente en sus acciones, tuvo que luchar
como decía anteriormente, contra muchos bloqueos y al final cayó cuando su
cuerpo y su mente ya no tenían la fuerza y se aprovecharon de eso.
Hace poco más de un año, uno de sus
sobrinos nietos de acá, se fue a los Estados Unidos de manera definitiva, yo
diría que uno de sus predilectos y allá fue a visitarla con un mensaje de amor,
agradecimiento y admiración de toda la familia.
Quien fuera de Lula el único hermano en
Cuba, Emilio, fallece el 17 de junio de 2014 y unos meses después lo hace ella, el 27 de octubre, a sus 87 años.
Este relato personal familiar, puede ser
uno de tantos y como tantos, debiera ser privado si no fuera una manera de
mostrar a mis queridos lectores, la dura prueba que muchas familias cubanas sufrieron
de separación y lejanía por causas ajenas a la propia voluntad y amor de estas
personas, enredados en guerras, manipulaciones políticas, leyes y bloqueos.
(Primeros años del éxodo) La familia crece por Nueva York, Antonio y su hijo. |
Lula con mis viejos en su última visita |
Mi hermano baila con su tía o lo intenta |
Abuela Juana con una bisnieta a poco tiempo de su llegada a Miami |
Abuela Juana en cumpleaños de bisnieta |
Mis dos abuelas, la materna de visita en Miami |
Mi sobrino Javier visita a Lula en los primeros meses de 2014 |
Con tu permiso Eddy, quise compartir la historia de tu familia ,que no es igual a la mía pero si en la separación,de nuestra tierra y familiares,un beso, ojala y todos nuestros contactos la lean ,esta bella y triste a la vez
ResponderEliminarLinda tambien la historia familiar.. no sabia q existiera la tia!!. Sabia q la familia de papi estaba toda aca, pero pense q nunca hubieron lazos.. Q triste!!..
ResponderEliminarMuy buena historia. Ejemplo claro de muchísimas familias cubanas. Y la tía Lula. Una héroe de edad, merecía una medalla porque en esos tiempos ir a Cuba a verla familia y llevarle algo era desafiar a la misma familia de acá y encararse en guerra con ellos .mis honores para ella fue muy valiente. Linda historia y magistralmente escrita por ti.felicidades besos y cuudate
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