lunes, 1 de septiembre de 2014

Los Círculos de la Vida y los de Golubovic



La Película de Srdan Golubovic es genial sin lugar a dudas, en mi opinión de espectador activo, no la de un  crítico y mucho menos un crítico especializado.


La disfrutas, la piensas, te entretiene, meditas y te acuestas pensando  en las prolongaciones y terminaciones posible de cada onda de círculos en la peli y en tu propio entorno, en la vida.



Srdan Golubovic
Filme premiado en festivales de Berlín, Sundance y Sarajevo no debe ser por gusto, aunque no lo vi por sus premios, eso lo supe después, de la misma manera que supe de tontas críticas de un diario digital serbio: Semanario Serbio

en el que cuestionan al director por poner o no poner  la política en el filme, que si está detrás, que si delante que si se nota mucho o poco.

Me resulta gracioso el asunto porque es como hacer una foto en Venecia y que te digan después que se nota demasiado lo canales y las góndolas, me recuerda también la respuesta de aquel director de cine soviético Alexandr Mittá entrevistado a la salida de la primera película de catástrofe soviética, “Tripulación” (1979), donde le preguntan si una rotura de aquella magnitud en el casco de la nave aérea se solucionaba de la manera que se ilustra en el filme y él muy sonriente responde que no tenía la menor idea, que su objetivo era únicamente crear el clímax dramático en escena y poner a prueba la valentía de la tripulación.


Hay tres razones que me hacen escribir este artículo después de haber visto “Círculos”, la primera es que sencillamente quiero decirles a mis lectores, eso, que la he visto y que se las recomiendo,  porque estoy seguro que las personas que me leen con alguna frecuencia, les gustará; también puede suceder que él último en verla he sido yo, porque no es una peli reciente.


Para los que no la han visto les adelanto:

En 1993 Marko, un soldado serbio regresa de permiso a su ciudad bosnia para visitar a su prometida. Estando en un café con su mejor amigo médico, sale en defensa de Haris, un tendero musulmán que está siendo apaleado sin piedad por tres soldados serbios. Doce años más tarde, comprobamos las consecuencias del acto: Marko fue asesinado por los agresores, que ahora confluyen con las víctimas. Haris, que ha rehecho su vida en Alemania, recibe una petición de ayuda de la prometida de Marko de aquel entonces, que huye ahora de un ex marido maltratador. En Bosnia, el hijo de uno de los asesinos está a punto de ser empleado por el padre de Marko, y el tercero de los asesinos, produce un dilema moral al  amigo médico de Marko, que se ve en la situación de tener que operarle para salvar su vida. Interesante ¿no?


El otro asunto que me llevó a estas letras tiene que ver con un diálogo entre el oficial que lideraba la paliza a Haris  que  ahora en la actualidad es paciente ocasional y muy grave del mejor amigo de Marko; en un determinado momento este último le dice a su paciente que le había salvado la vida porque vio, se imaginó la bondad, el arrepentimiento, el humanismo en la cara inconsciente del asesino pero casi lo lamentaba porque se daba cuenta con dolor, al despertar éste, que una bestia seguiría siendo toda su vida una bestia y el aludido se defiende respondiendo que él también pensaba que una “maricona” seguiría siendo toda su vida una maricona, porque el tal amigo vio como pateaban a Marko hasta morir sin mover un solo dedo, ni una palabra y en ese momento del filme usted no ha visto esa escena a la que están haciendo referencia, todavía (eso fue brillante) y duda, porque está siempre del lado de los “buenos”, no puede creer en la versión que da la bestia; al final de la trama con dolor descubre que fue real, tal y como lo dijo el antipático personaje; aquel mejor amigo quedó petrificado en el acto, ni siquiera tuvo cojones de pedir ayuda o de tirarle piedras desde lejos a los agresores.


Esta negativa actitud del “gran amigo” no tiene nada que ver con preferencias sexuales que el mismo pudiera tener, lo digo por lo del adjetivo despectivo de  “maricona” usado en el film, o al menos en el subtitulaje al español.




Como les decía, el hombre se quedó congelado, era una foto, ni siquiera temblaba o miró para el lado, era un árbol, peor, un poste del alumbrado público a escasos metros de la golpiza.


“¿Me arriesgo, no me arriesgo y si me matan o me golpean a mi?, no pasará nada, seguro queda con vida y yo lo ayudo a levantarse, y corro con él a urgencias médicas que allí me conocen….. “ , ya después era muy tarde para hacer nada, Marko estaba muerto a puras patadas.


Markó intervino por uno que apenas conocía y arriesgó su vida y su mejor amigo no hizo nada cuando le tocó a él la misma suerte.


La pregunta que lanza el padre del soldado asesinado, la gran pregunta del filme en cuestión, es mi tercer elemento a meditar; ¿Merece la pena,  el sacrificio, morir  por una buena acción?


El problema está en que nadie cree o piensa antes de morir que ese es el precio a pagar (muchas de la veces) en esa buena acción de salvar a un tercero; Marko estaba seguro que con unas palabras a sus compañeros de armas, entenderían  y se les pasaría la rabieta y aquel furor, el odio pero hizo un mal cálculo.


Así pensaba este otro chico de 22 años que vi en cuidados intensivos, él que intervino en una pelea con la intención de evitarla y lo apuñalaron.


No se me ocurriría cuestionar la acción humana, de entrega, de altruismo de ayudar a otro ser humano sobre todo si peligra una vida, lo que me molesta a veces es la frase, la etiqueta que se emplea en ciertos casos.. “Se sacrificó (aron), dio (eron) su vida por tal o más cual causa”, en el hecho ocurrió la muerte  pero no creo que fuera  el plan preconcebido de nadie, morirse haciendo la buena acción, el objetivo es siempre hacerla y poder sobrevivir porque sobrevivir es la primera ley básica que la naturaleza ha colocado en cada ser vivo.


Han existido toda la vida otro tipo de eventos en que quien se sacrifica, si conoce que tiene que entregar su vida por hacer la buena acción, está plenamente consciente que ese es el precio a pagar y aun así, se lanza; esos merecen toda la etiqueta y el reconocimiento de la frase, los otros no, sin dejar de ser buenas personas y muy valientes pero a Marko después de muerto habría que preguntarle si valió la pena su sacrificio; Habría que preguntarle a muchos muertos si valió la pena cambiar su vida, su única vida en tales y más cuales contiendas, guerras y batallas de gran renombre.


Incluso el padre de Marko cuando se hace la pregunta aclara, “… no lo digo por Haris ( a quien salvó Marko) que es una buena persona, lo digo por el resto, lo digo por la vida que no tuvo mi hijo, lo digo por mi.”


Cuando era un adolescente y estaba en una escuela interna, un grupo de muy buenos amigos que lo somos hasta el día de hoy, nos escapábamos a cada rato en las  calurosas tardes para bañarnos en lagunas y ríos; yo casi creía entonces que sabía nadar y mi amigo "el sierra", sabía muy bien que no sabía nadar y muerto de miedo intentaba aprender en aquellas peligrosas aguas mansas y así tal vez convertirse en Michael Phelps.


Para los aprendices poner de vez en cuando los pies en el fondo da una seguridad tremenda y mi amigo seguro que los ponía pero en una de esas los situó en una muy resbaladiza pendiente.


Escuché mi nombre y miré sus aterrados ojos y en menos de un segundo entendí la situación y sin pensarlo me lancé en su ayuda, cuando estaba próximo a él, a su alcance  y vi lo que se me venía encima, el que estaba ahora muerto de miedo era yo y honestamente reconozco que le di la espalda, pero la maniobra fue perfecta para que él se agarrara de mi cintura sin obstaculizar mis brazos y piernas que nos sacaron de aquel problema.


Ese día y en secreto, fui muy famoso en la escuela, me hicieron sentir en  la gloria, pero solo yo sabía la verdad que le conté al "sierra" , muchos años después en reunión de amigos, lo había “salvado” accidentalmente,  aunque aun así, cada encuentro que hacemos, me sigue agradeciendo.

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