La Película de
Srdan Golubovic es genial sin lugar a dudas, en mi opinión de espectador
activo, no la de un crítico y mucho
menos un crítico especializado.
La disfrutas,
la piensas, te entretiene, meditas y te acuestas pensando en las prolongaciones y terminaciones posible
de cada onda de círculos en la peli y en tu propio entorno, en la vida.
Srdan Golubovic |
Filme premiado
en festivales de Berlín, Sundance y Sarajevo no debe ser por gusto, aunque no
lo vi por sus premios, eso lo supe después, de la misma manera que supe de tontas
críticas de un diario digital serbio: Semanario Serbio
en el que cuestionan al director por poner o no poner la política en el filme, que si está detrás, que si delante que si se nota mucho o poco.
en el que cuestionan al director por poner o no poner la política en el filme, que si está detrás, que si delante que si se nota mucho o poco.
Me resulta
gracioso el asunto porque es como hacer una foto en Venecia y que te digan después
que se nota demasiado lo canales y las góndolas, me recuerda también la
respuesta de aquel director de cine soviético Alexandr Mittá entrevistado a la salida de la primera película de
catástrofe soviética, “Tripulación” (1979), donde le preguntan si una rotura de
aquella magnitud en el casco de la nave aérea se solucionaba de la manera que
se ilustra en el filme y él muy sonriente responde que no tenía la menor idea,
que su objetivo era únicamente crear el clímax dramático en escena y poner a
prueba la valentía de la tripulación.
Hay tres razones que me hacen escribir este artículo después
de haber visto “Círculos”, la primera es que sencillamente quiero decirles a
mis lectores, eso, que la he visto y que se las recomiendo, porque estoy seguro que las personas que me
leen con alguna frecuencia, les gustará; también puede suceder que él último en
verla he sido yo, porque no es una peli reciente.
Para los que no la han visto les adelanto:
En 1993 Marko, un
soldado serbio regresa de permiso a su ciudad bosnia para visitar a su
prometida. Estando en un café con su mejor amigo médico, sale en defensa de
Haris, un tendero musulmán que está siendo apaleado sin piedad por tres
soldados serbios. Doce años más tarde, comprobamos las consecuencias del acto:
Marko fue asesinado por los agresores, que ahora confluyen con las víctimas.
Haris, que ha rehecho su vida en Alemania, recibe una petición de ayuda de la
prometida de Marko de aquel entonces, que huye ahora de un ex marido
maltratador. En Bosnia, el hijo de uno de los asesinos está a punto de ser
empleado por el padre de Marko, y el tercero de los asesinos, produce un dilema moral al amigo médico de Marko, que se ve en la situación de tener que operarle para salvar su
vida. Interesante ¿no?
El otro asunto que me
llevó a estas letras tiene que ver con un diálogo entre el oficial que lideraba
la paliza a Haris que ahora en la actualidad es paciente ocasional
y muy grave del mejor amigo de Marko; en un determinado momento este último le
dice a su paciente que le había salvado la vida porque vio, se imaginó la
bondad, el arrepentimiento, el humanismo en la cara inconsciente del asesino
pero casi lo lamentaba porque se daba cuenta con dolor, al despertar éste, que
una bestia seguiría siendo toda su vida una bestia y el aludido se defiende
respondiendo que él también pensaba que una “maricona” seguiría siendo toda su
vida una maricona, porque el tal amigo vio como pateaban a Marko hasta morir
sin mover un solo dedo, ni una palabra y en ese momento del filme usted no ha
visto esa escena a la que están haciendo referencia, todavía (eso fue brillante)
y duda, porque está siempre del lado de los “buenos”, no puede creer en la
versión que da la bestia; al final de la trama con dolor descubre que fue real,
tal y como lo dijo el antipático personaje; aquel mejor amigo quedó petrificado
en el acto, ni siquiera tuvo cojones de pedir ayuda o de tirarle piedras desde
lejos a los agresores.
Esta negativa actitud
del “gran amigo” no tiene nada que ver con preferencias sexuales que el mismo
pudiera tener, lo digo por lo del adjetivo despectivo de “maricona” usado en el film, o al menos en el
subtitulaje al español.
Como les decía, el hombre se quedó congelado, era una foto, ni
siquiera temblaba o miró para el lado, era un árbol, peor, un poste del
alumbrado público a escasos metros de la golpiza.
“¿Me arriesgo, no me
arriesgo y si me matan o me golpean a mi?, no pasará nada, seguro queda con
vida y yo lo ayudo a levantarse, y corro con él a urgencias médicas que allí me
conocen….. “ , ya después era muy tarde para hacer nada, Marko estaba muerto a
puras patadas.
Markó intervino por uno
que apenas conocía y arriesgó su vida y su mejor amigo no hizo nada cuando le
tocó a él la misma suerte.
La pregunta que lanza
el padre del soldado asesinado, la gran pregunta del filme en cuestión, es mi
tercer elemento a meditar; ¿Merece la pena, el
sacrificio, morir por una buena acción?
El problema está en que
nadie cree o piensa antes de morir que ese es el precio a pagar (muchas de la
veces) en esa buena acción de salvar a un tercero; Marko estaba seguro que con
unas palabras a sus compañeros de armas, entenderían y se les pasaría la rabieta y aquel furor, el
odio pero hizo un mal cálculo.
Así pensaba este otro
chico de 22 años que vi en cuidados intensivos, él que intervino en una pelea
con la intención de evitarla y lo apuñalaron.
No se me ocurriría
cuestionar la acción humana, de entrega, de altruismo de ayudar a otro ser
humano sobre todo si peligra una vida, lo que me molesta a veces es la frase,
la etiqueta que se emplea en ciertos casos.. “Se sacrificó (aron), dio (eron) su vida por tal o más cual causa”,
en el hecho ocurrió la muerte pero no creo
que fuera el plan preconcebido de nadie,
morirse haciendo la buena acción, el objetivo es siempre hacerla y poder sobrevivir porque sobrevivir es la primera ley básica que la naturaleza ha colocado en cada ser vivo.
Han existido toda la
vida otro tipo de eventos en que quien se sacrifica, si conoce que tiene que entregar su vida por hacer la buena acción,
está plenamente consciente que ese es el precio a pagar y aun así, se lanza; esos
merecen toda la etiqueta y el reconocimiento de la frase, los otros no, sin
dejar de ser buenas personas y muy valientes pero a Marko después de muerto
habría que preguntarle si valió la pena su sacrificio; Habría que preguntarle a
muchos muertos si valió la pena cambiar su vida, su única vida en tales y más
cuales contiendas, guerras y batallas de gran renombre.
Incluso el padre de
Marko cuando se hace la pregunta aclara, “… no lo digo por Haris ( a quien
salvó Marko) que es una buena persona, lo digo por el resto, lo digo por la
vida que no tuvo mi hijo, lo digo por mi.”
Cuando era un
adolescente y estaba en una escuela interna, un grupo de muy buenos amigos que
lo somos hasta el día de hoy, nos escapábamos a cada rato en las calurosas tardes para bañarnos en lagunas y
ríos; yo casi creía entonces que sabía nadar y mi amigo "el sierra", sabía muy
bien que no sabía nadar y muerto de miedo intentaba aprender en aquellas
peligrosas aguas mansas y así tal vez convertirse en Michael Phelps.
Para los aprendices
poner de vez en cuando los pies en el fondo da una seguridad tremenda y mi
amigo seguro que los ponía pero en una de esas los situó en una muy resbaladiza
pendiente.
Escuché mi nombre y
miré sus aterrados ojos y en menos de un segundo entendí la situación y sin
pensarlo me lancé en su ayuda, cuando estaba próximo a él, a su alcance y vi lo que se me venía encima, el que estaba
ahora muerto de miedo era yo y honestamente reconozco que le di la espalda,
pero la maniobra fue perfecta para que él se agarrara de mi cintura sin
obstaculizar mis brazos y piernas que nos sacaron de aquel problema.
Ese día y en secreto, fui
muy famoso en la escuela, me hicieron sentir en
la gloria, pero solo yo sabía la verdad que le conté al "sierra" , muchos
años después en reunión de amigos, lo había “salvado” accidentalmente, aunque aun así, cada encuentro que hacemos, me
sigue agradeciendo.
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