Vergüenza contra dinero" fue el eslogan,
el lema del Partido Ortodoxo Cubano (1947), fue la frase preferida de su
fundador Eduardo Chibás.
Como
uno es dueño de lo que piensa pero esclavo de lo que dice y de sus principios,
Eduardo Chibás, por la tremenda campaña de denuncia a la corrupción existente
en Cuba en esos años, terminó pegándose un tiro, como acto de honor ante la
imposibilidad de presentar determinadas pruebas en una acusación realizada.
Tal vez
es un antecedente muy fuerte de tremenda connotación histórica para el artículo
que pretendo escribir, vaya como que estoy cazando cucarachas con el cañón de
Chibás.
Pero
ocurre que algunas personas que viven en el exterior de Cuba, me han
manifestado de muchas maneras, unas con delicadeza y otras no tanto, algo así
como que los que vivimos en este país, no debemos nunca molestarnos, ni ponernos
bravos con los de allá (donde quiera que sea “allá”), porque no nos damos
cuenta que pelear con los de ese lado es como perder un salario, una ayuda
monetaria significativa aunque no sea siempre estable o segura y pensando en
ese asunto, recordé la frase de Chibás, corriendo el riesgo al invocarlo, de
hacer uso de fuerza excesiva ante un problema quizás menor.
Hay muchos tipos de personas; hay muchos tipos
de situaciones.
Económicamente
hablando la mejor etapa de mi vida fue después de la muerte de mi primera
esposa; quedé solo con mi hijo mayor y por esas cosas raras de la vida, comencé
una relación amorosa con una chica que vivía en La Paz, Bolivia, la cual tenía
una posición económica muy favorable en las que existieron momentos pico de
bonanza, que me mandaba una suma bien importante en dólares mensualmente (ver Modernidades en Pinar del Río), con los que me
permitió hacer realidad un montón de cosas y de sueños; ya se podrán
imaginar.
Terminé
de pagar mi apartamento, compré algunos electrodomésticos, compré computador y
muebles para el comedor (los que tenía estaban pésimos, casi de tirarse), hice
los closet de los cuartos, ayudé a mis viejos, me di algunos gustos, una lista
inmensa de postergaciones quedaron al día, compré ropa para mi hijo y para mí,
pude suavizar la estancia de mi hijo en el servicio militar, en fin, protección
total, fuerte sombrilla económica, ayuda de la que estaré eternamente
agradecido a esta mujer que estaba pendiente de mis más mínimos detalles o
necesidades.
Sin embargo,
por cosas que pasan en las parejas y que todos sabemos, ese asunto de dos, por
contradicciones que surgen, por lo que fuera, las cosas en determinado momento
comenzaron a ir mal y en cada discusión cercana y la mayoría a distancia, yo
intentaba con aciertos y desaciertos, como en toda buena pareja, de salvar la
relación donde se incluye todo, no puedo negar que muchas veces mis
impulsos reales eran amortiguados, frenados por la seguridad económica que esa
relación me daba, pero todo tiene su límite, su momento, su punto de no retorno
y un buen día, un día gris, no lo duden; hablando en buen cubano le he dado a
ella, una mandada para el lugar ese…, del mismo tamaño del saldo total de sus
vitales remesas.
No se
imaginan la libertad, la sensación de alivio, de quitarme un peso tremendo de
encima aunque me quedé también sin un peso tremendo en el bolsillo, pero hay
precios que uno no está dispuesto a pagar y muy bien que lo sabemos.
Como decía al principio, hay
personas diferentes y momentos diferentes, tal vez hoy con dos chiquillos bajo
mi responsabilidad, lo pensaría un poco más, me imagino que me demoraría
algunos meses en tener tal explote y realizar esa desagradable acción de usar
el desintegrador molecular antipersonal de “envío al carajo”, eso me parece, no
puedo saberlo del todo, si sé que hay gente con necesidades económicas grandes,
muy grandes pero también con algo de dignidad o vergüenza, de amor propio y con
sangre en las venas, todo es relativo y la balanza se inclinará para algún
lado; como dice Frank Delgado en su canción “La Otra Orilla” …. la dignidad y
la distancia son más de 90 millas".
Habría
que ver cuantas malas acciones serían capaces de aguantar algunos que conozco
si se invirtieran los papeles, algunos amigos de mecha muy corta en su dinamita
personal, esos que no le dejan pasar nada a nadie.
Casos:
Aquí
hay desde hace algún tiempo, dentro de este arcoíris de eventos y situaciones,
algo singular, un grupo tremendo de mujeres casadas y con los esposos del lado
de allá, en la otra orilla, un grupo al que denomino Las Monjas Cubanas de
Nuevo Tipo o también pudiera llamarles, Esposas Desesperadas, son fieles a morir (la
mayoría), hay mucho en juego y no importa lo que esté haciendo Don Miami o Don
Madrid, si mensualmente manda una mesada importante para hijos, esposa y
familia; conocí una que estuvo separada de su esposo 15 largos años, hoy está
allá con él, el hijo que tenían no conocía al padre, ¿pueden imaginarse?; conocí
a otra de 6 años de separación que por fin también se reunificaron
recientemente y ahora mismo hay muchas más de las nuevas monjas cubanas.
Las
conozco porque las visito para reparar sus precarias conexiones y medios de
comunicación con sus esposos y cuando pierden esa vía casi se vuelven como
locas, histéricas (desesperadas); y ahí están como Penélope, con rabietas
de muy poca duración seguramente y haciéndose de la vista gorda con lo que
pueda estar pasando en “el más allá” en aras de la seguridad económica de sus
hijos y de ellas mismas, porque ojos que no ven, corazón que no siente y
cerebro que no quiere ni pensar. Un día escribiré un artículo más extenso y con
mayor profundidad sobre éste complejo tema.
Concluyendo:
No se puede
generalizar, no se puede y es mala postura de una persona, pretender que estos
miserables de acá nos pleguemos siempre a cuanto capricho y malabar se les
ocurra a los del dinero, aunque sean o representen ese salario fantasma, que
muy cierto es, nos ayuda tremendamente y con el que nosotros, las pulgas, a
veces soñamos hasta con comprarnos algún perro, como en “Los Nadie” de Eduardo
Galiano.
Estoy de acuerdo en que a veces hay personas que forman una escenita caricaturesca, una payasada de braveza por cualquier tontería, puras niñerías, como si no fueran a ir después corriendo a lloriquear cuando le muestren tres pesos, porque en este mundo siempre habrá de todo.
Estoy de acuerdo en que a veces hay personas que forman una escenita caricaturesca, una payasada de braveza por cualquier tontería, puras niñerías, como si no fueran a ir después corriendo a lloriquear cuando le muestren tres pesos, porque en este mundo siempre habrá de todo.
(Lo
conocía pero como no soy estudiante de la Biblia y para ser preciso lo busqué
en Internet.)
"Por eso,
cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad
os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará."
Si,
porque al final, es también una limosna que se recibe y digo, bendita limosna
que nos saca de muchos atolladeros.
Espero
mis amigos y lectores me hayan entendido y sobre todo espero no tener que
molestarme con nadie que tan gentil y desinteresadamente me ha ayudado alguna
vez y me ayuda todavía, les aseguro que lo pensaré mucho para morder la mano de
quien casi me alimenta pero por favor les pido, no caigan en la tentación de
pensar que son mis dueños y me pongan en situaciones de vergüenza porque a
pesar de la terrible cara que tiene la miseria, siempre hay un punto de
rebeldía total en que ya no te importa nada.
Muchas veces me moría pensando que no iba a verte pero moría la muerte las contadas veces que te veía.
ResponderEliminarY en las noches de luna imaginaria, sueña con la mujer imaginaria que te brindó su amor imaginario… vuelve a sentir ese mismo dolor, ese mismo placer imaginario y vuelve a palpitar tu corazón imaginario.
Solo una persona puede escribir lo anterior, gracias por leerme y opinar, gracias por ser tan comprensiva, gracias por por permitirme que seas una parte muy importante de mi vida, sabes que de alguna manera, te amo todavía.
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