martes, 2 de junio de 2015

El caso de los niños loros

Vivimos en un mundo donde la tecnología es a veces avasalladora y la gran locomotora que la empuja, el Dios mercado y especialmente, el mercado de la información, hace presa fácil  de los más desprotegidos para enfrentar esa global avalancha que siempre son los más jóvenes y específicamente, los niños.

Pero desde todos los tiempos los adultos se han propuesto tener siempre a su alcance los niños loros, garantizando o perpetuando no solo su descendencia biológica o su linaje, han ido un poco más lejos, hemos tratado de perpetuar de manera forzada nuestras convicciones, principios o ideales, nuestras creencias políticas o religiosas, hemos adoctrinado a nuestros críos sin darle ninguna oportunidad de elección para bien y muchas veces para mal.


A mi juicio, una crueldad, tal vez menor pero crueldad, una usurpación de los derechos de libertad del menor, una mutilación del libre saber y del libre proceso cognitivo en el niño, que a la vista de tantas diabluras humanas ha pasado de generación en generación, de sociedad en sociedad, de épocas en épocas, convenientemente casi inadvertida.

Esto no está en contradicción tal vez, con la educación escolar donde se hable y se enseñe la historia de cada país o la historia de la humanidad, a pesar que sabemos que la historia la escriben los hombres con sus intereses y que por ello la “historia” es definitivamente clasista, pero como la pureza o la imparcialidad total, ya no existe, si es que alguna vez existió, la opción entonces es, buscar lo menos contaminado o manipulado, lo menos invasivo, como dicen los médicos. No hay poca sabiduría en la frase: quien no conoce bien su historia corre el riego de repetir lo indeseable de ella.

Ya sabemos que un niño viene al mundo desprovisto de toda conciencia y conocimiento, eso que un día, lo convertirá en persona, en un ser social y racional; por supuesto que no se puede dejar su formación y preparación a la total espontaneidad y al azar de la vida, debe existir una guía básica con particularidades de culturas y regiones, elementos que le darán la preparación y la formación elemental para vivir y sobrevivir en esas regiones del mundo al que pertenecen.

Otra cosa es convertirlos en loros, en repetidores inconscientes, en zombis de pequeña estatura y peor que todo, mostrándolos en público para que vean sus excelentes habilidades de buenos loros amaestrados; cuando en realidad les están asesinando su infancia y el público ríe y aplaude.

¿En qué lugares o sociedades han sucedido estos crímenes?, lamentablemente en todas, no he visto muchas excepciones a lo largo de mi vida y de la historia.

De alguna manera la sociedad y la humanidad es siempre manipulada, por malas causas y por buenas también, es muy difícil vivir en sociedad y escapar de estos manejos que responden a intereses de clases dominantes, clases en el poder que tocaran la música con la que todos deben bailar, aunque no sea la más adecuada a los verdaderos intereses de individuos o grupos de individuos.

Los niños, recién llegados a esos campos de colosales batallas, caen en las manos de nosotros, los padres (en el mejor de los casos), a veces, muchas veces viejos zorros en el negocio de zombis o buenos simuladores de serlos y procedemos a preparar a nuestro querido y pequeño lorito zombis “para la vida”.

¡Por Dios!, ¿Qué hace un niño disfrazándose por fuera y por dentro con las ropas de ideologías de todo tipo y creencias que ni siquiera comprenden o tienen la capacidad de cuestionarse?

Y así se pasa de generación en generación los odios y los rencores como información de ADN celular y muchas veces los beligerantes ni recuerdan como comenzó el conflicto cien años atrás, solo que hay que odiar a aquellos o a estos otros porque mis ancestros me lo enseñaron así.

Por suerte también los hijos siempre se parecen más a su tiempo que a sus padres, sabia naturaleza de las cosas y la vida, pero aun así, no pudieron escaparse o evitar que le secuestraran su infancia y por eso, en no pocas ocasiones, han reaccionado de manera fuerte ante el descubrimiento, tomando caminos bien opuestos a los de su dogmatización.

Ahí está de sobra por doquier la buena enseñanza, la excelente literatura infantil, clásica o bien interpretada por la modernidad de los medios, donde los niños pueden ser solo eso, niños y desarrollar su sana imaginación y los buenos valores y costumbres.

Pienso en José Martí que a pesar de su protagonismo político, sus convicciones, lleno de ideas como volcanes en erupción, de creencias religiosas, de ser un connotado revolucionario, un libertador, incluyendo lucha armada y guerras necesarias; no logro recordar en su extensa obra literaria dedicada a los niños algo que no fuera el toque mágico de una rosa en la frente de un niño, la brisa de la mañana, sus escritos son un bálsamo de paz y caricia para la gente menuda.

¿Qué hace una inocente criatura interpretando o recitando hechos y pasajes incomprensibles a tiernas edades en las que todavía se cree en hadas y duendes?

Otro ángulo donde se les liquida como niños es en el vestuario, tema que no pretendo profundizar por ser poco conocedor del tema, solo decir que se les disfraza de adultos, se les imponen modelos, colores y accesorios que nada tienen que ver con el cuidado de su salud, su inocencia, las actividades que realizan y sobre todo con su comodidad y ser más libres en sus andanzas.

Dejemos que los niños sean niños todo lo posible, que sean tan divinos como el principito de Antoine de Saint-Exupéry, que jueguen y rían, que sean felices, que sus espinas crezcan con sus propios golpes y experiencias, que nuestra herencia sea en lo fundamental,  de amor y cariño.

2 comentarios:

  1. Los niños son la esperanza del mundo, Y nacen para ser felices; escribió nuestro José Martí y muy bien pensado en su época, sólo q como tu públicas eddy, esta sociedad actual, en la q vivimos, la contaminación del medio no es sólo la polución q existe en el aire, es también lo q el niño ve, toca, escucha, no es sólo lo q respira, Martí no imagino, a pesar de su visión futura, un mundo tan contaminado, y que dañara tanto la salud mental y el comportamiento de ellos, las tecnologías y medios audiovisuales son grandes contaminadores, armas d doble filo pq también dotan d información y educación d buena voluntad, más en muchas ocaciones no estamos cerca d nuestros hijos para decirles q hay de bueno y de malo, en lo que ven, escuchan o tocan, es complejo, y como tu dices, no podemos querer q ellos sean como nosotros, imponerles ideologías, religión, gustos, hay q dejarlos que crescan y se desarrollen como niños, sin quemar etapas, ya les llegará el momento d decidir lo mejor para ellos, y desgraciadamente es muy cierto q muchos niños de este mundo se parecen más a la sociedad, a ese lugar y momento en que vive q a sus padres biológicos, tienen mas ADN de la sociedad que de papá y mamá. Es hermoso asomarse a un colgadiso y ver vivir el mundo, verlo nacer, crecer, cambiar, mejorar, y aprender en esa Majestad continua, el gusto de la verdad. José Martí. Pero que esa constante metamorfosis, sea para bien, para el bien de todos, y más aún, para los niños. Gracias
    Yoel

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  2. Muy buen aporte amigo, gracias por leerme y más por tu comentario

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