lunes, 31 de agosto de 2015

Los Viajes de Lula

Lula abraza a una sobrino nieta 1994
Desde hace unas semanas ondea en el malecón de la Habana la bandera de los Estados Unidos en su nueva Embajada, de igual manera la bandera de Cuba en Washington y mientras el Sr. J.  Kerry pronunciaba su discurso en esta capital, muchas cosas, recuerdos y vivencias pasaban por mi mente, como le debe haber sucedido a muchos; se pudiera hablar de tantos temas, sucesos, historias relacionadas, relatos que transitan desde lo general, nacional, internacional a los asuntos más personales o familiares.

María del Jesús del Valle González (Lula), nació un día de 1928, en la más cruda miseria de Las Posas, Bahía Honda, entonces Pinar del Río.


Tengo escasa referencia de cómo habrá sido su infancia y juventud, en una familia muy pobre de siete hermanos y mucha hambre multiplicada, aunque podemos imaginarla o inferirla.

Lula fue una de mis tías paternas que pude conocer físicamente cuando casi era ella una anciana, y yo casi estaba en la mayoría de edad.

Sé que contrajo matrimonio con un camagüeyano, un tal Sayas de apellido y que por allá se fue a vivir con su esposo, hasta que se fueron del país por el año 70 ó quizás un poco antes; me contaron que como toda aquella gente que se iban de Cuba en aquellos años, eran calificados como “apátridas” (los de ahora no), iban para campamentos a trabajar y a estar más controlados, a ella la pusieron a barrer calles y parques en la ciudad de Camagüey.

Sus motivos para irse no eran políticos, al menos de manera consciente, sencillamente en 1959, con el triunfo de la revolución, la llegada de los rebeldes de la Sierra Maestra, uno de los hermanos, Antonio, el mayor, que estaba en la marina del gobierno derrocado, se fue con el resto de la tripulación en una de las embarcaciones en las que prestaba servicio.

Las cosas ya cambian de tono cuando el mismo Antonio e Israel (hermano mayor y menor) forman parte de la brigada 2100, punta de lanza en la fallida invasión de 1961 por Bahía de Cochinos según denominación de la CIA o Playa de Girón como se conoce en Cuba. Tengo entendido, sin confirmación que ellos dos nunca llegaron a desembarcar, pero en lo que respecta a recelos, distancias y miedos futuros, la paranoia se disparó a sus niveles más altos,  después por Camarioca (Octubre 1965) Antonio regresó de nuevo a Cuba, esta vez a buscar a su mamá, mi abuela Juana y a dos más de los hermanos.

Al irse el tronco familiar huyendo de no se sabía en claro qué, las demás ramas y sub ramas familiares fueron siguiendo la trayectoria; en realidad ninguno tenía qué temer ni motivos para salir corriendo, ninguno estaba involucrado en hechos o delitos, nadie iba a perder propiedades, ni le iban a intervenir su acaudalada miseria, pero aun así, poco a poco fueron quedando menos hasta llegar a dos en Cuba, mi tía Fredy en el barrio de Párraga, en la Habana y mi viejo en Pinar del Río.

Entre los eventos que recuerdo de mi infancia de mayor connotación estaban la llegada de las cartas “del Norte”, las cartas “de afuera”, era todo un suceso, mis padres ávidos de información, de saber; siempre eran momentos de alegría y temor, era como el momento de un ritual sagrado donde  predominaba el silencio; mi abuela mantuvo una prodiga correspondencia todo lo frecuente que se podía, las cartas a veces demoraban meses, era una época donde no se contaban con las facilidades tecnológicas de hoy, de Internet y sus servicios, bueno, apenas existían las instalaciones telefónicas así que más se podía esperar.


Recuerdo también la frase de mi papá “abuela pasó un cable” yo no entendía mucho de aquello y menos cuando alguien decía en otro momento que nos estábamos “comiendo un cable”, yo en mi inocencia pensaba que si eso era lo que comíamos era bueno que abuela los mandara y enviaba también otras muchas cosillas, medicamentos sobre todo, cuchillas de afeitar, y fotos suyas  y del resto de la familia.
Abuela tenía tiempo hasta para mi que nunca me conoció
Por abuela sabíamos de los demás y mis padres le escribían a una abuela que era como una Santa Claus, porque yo no la conocía y porque mandaba cosas que tenían un olor diferente, a nuevo, un olor a “cosas del Norte” igual que las cartas. Mis padres me contaban y me explicaba, me hablaban de cada pariente o cada nuevo miembro de la familia cuando aparecía alguno por aquella extraña “nación” de la Florida, era mi familia del otro lado del mar, mi familia del misterio y la intriga.
Antonio del Valle, el marinero, con sus hijos en NY

Los años seguían pasando y nada cambiaba o casi nada, cartas, postales y fotos que van y vienen, mi abuela seguía escribiendo y mi papá a ella, yo iba creciendo, madurando y ponía más atención a los relatos, a las explicaciones; en cada viaje que hacíamos a la Habana o por el Norte de Pinar del Río, me mostraban siempre lugares especiales donde había habitado aquella familia ausente.

Una vez se manejó la posibilidad de que mi viejo fuera a visitar a su familia del Norte, pero después de mucho papeleo y entrevistas no le fue permitida la salida; que si estaban "procesándolo" para el Partido Comunista (causa por la que renunció), que si un primo mío era un connotado contrarrevolucionario muy activo y mi abuela vivía con él, que si se hacía “por la seguridad” de mi viejo; no entiendo, que tan importante era mi padre para los asuntos de Estado, seguramente el número de pollos que criaba en la granja donde trabajaba; en fin la verdad de la negativa nunca la supimos ni la sabremos pero fue muy dolorosa y triste, fue criminal e inhumana.

Fredy del Valle (Neco) con uno de 
sus hijos.
Mi tía Fredy, la que nunca se fue, la que vivía en Párraga, era la madre de este primo al que hacía mención anteriormente, todo un personaje, era y es una figura en los grupos más radicales opuestos al actual gobierno cubano. (Usen este enlace y vean al grupo que pertenece, aparece en la foto  que se muestra).

Entonces andaba yo ya por mis estudios pre universitarios (1979-1982) cuando mi tía que vivía en Cuba se pone muy mal de salud, prácticamente se estaba muriendo, entonces Lula decide romper todos los bloqueos, el de los gobiernos, el de la distancia, el del miedo y el de mi primo el extremista, porque éste formaba parte de los defensores del postulado, que mandar un peso a Cuba, viajar a Cuba, etc, era ayudar al gobierno comunista en alguna manera, o sea, el cacareado intento de dejar al gobierno cubano medio tuerto, sin importar si la propia familia se quedaba ciega en este empeño. (es curioso porque esta es una doctrina socialista, primero los intereses del grupo y después los personales).

Lula le contó a mi padre, frente a mí, que había encarado a mi primo y le había dicho, “No voy ni a ver ni a ayudar a ningún gobierno, iré a ver a tu madre que se está muriendo”. Y Lula vino esa vez y yo pude conocer una nueva tía vieja en la que encontraba además de los rasgos familiares la sintonía del carácter de mi gente, el carácter de mi hermana, por ejemplo; realmente fue muy grato, fue divino y mi pobre viejo no cabía de felicidad a pesar del dolor de la gravedad de la otra hermana; me llené de cuentos y de historias, de su vida en aquel otro mundo. Regresó a los Estados Unidos y poco tiempo después Fredy fallecía.


De izquierda a derecha, mi primo el extremista (para llamarlo de manera muy conservadora), mi hermana con lazo en la cabeza y mi hermano con rizos, desconozco quienes puedan ser los demás.
Años posteriores, el 8 de abril de 1985 muere mi abuela Juana González, dicen mis hermanos que a la edad de 95 años y yo juraría que fue en sus 81, lo cierto es que ya nunca la conocería y que mi viejo nunca pudo verla en sus últimos 20 años vividos en los Estados Unidos, la noticia fue demoledora, mi casa se llenó de gente, amigos, vecinos, familia, todos querían darle un abrazo a Emiliongo el Gigante y llorar con él.

Si la memoria no me falla, a finales de ese mismo año o principios del otro Lula regresa arrastrando a otro de los hermanos, Lázaro (Macho) y yo puedo conocer a otro de los tíos del Norte, da la casualidad que ni uno ni otro habían tenido descendencia, así que no habían más primos que buscar por esos dos lados.

 Fue tan bueno para el viejo aquella visita, le hizo tanto bien, Macho le dejó un abrigo y siempre lo pedía en las noches frías recordando que era un regalo de su hermano y creo que fue una de las pocas prendas de vestir que no perforara por accidente con sus cigarros.

Lula no hizo ninguna gran hazaña en sus viajes como los de Marco Polo, Erik el Rojo o Gulliver, pero fue muy valiente, fue brava, no fue poco la resistencia familiar que tuvo que vencer y volvió una tercera vez en noviembre de 1998, cuando de este lado no había ni chiva, ni donde amarrar al noble animalito de esos refranes de necesidades y carencias, llegó cuando tampoco había ni cables para comer.

Lula vivía mucho entusiasmo con sus visitas a Cuba, las disfrutaba a lo grande, mientras allá en Miami se había convertido en una anciana sola por su viudez, acá era la tía abuela de una familia en crecimiento y expansión que la recibía con lógica y sincera alegría, su rango familiar era reconocido y respetado, estaba encantada con todos sus nuevos nietos y mis sobrinos la adoraban; tanto así que solía soñar despierta, que si un día vendría definitivamente a vivir acá, que compraría una finca y me hermano se la administraría (contador), mitad sueños y mitad proyectos reales, expresiones todas de buenos sentimientos y alegría.

Un día en la ciudad de Miami sufre un accidente automovilístico de importancia, no estuvo grave pero si pasó algunos días en el hospital y ¿quién corrió con todos sus problemas y quizás con algunos o todos los gastos? No sé las palabras  que se usaron, pero debieron ser muy parecidas a estas,"Mucho embullo con aquellos parientes “comunistas” de Cuba, mucho viajes y paquetes para allá, mire a ver si alguno pudo hacer algo por usted ahora".

Quien da de comer manda y todas las luces se apagaron, se acabaron las llamadas, los sueños y los planes, se acabó la correspondencia, si llamaban de Cuba no había respuesta, ostracismo total, envejeciendo en su casita del Norte y así muchos años, más de diez, como si fueran pocos para los ancianos.

Mi eterna admiración y agradecimiento para esta humilde persona, fue muy valiente en sus acciones, tuvo que luchar como decía anteriormente, contra muchos bloqueos y al final cayó cuando su cuerpo y su mente ya no tenían la fuerza y se aprovecharon de eso.

Hace poco más de un año, uno de sus sobrinos nietos de acá, se fue a los Estados Unidos de manera definitiva, yo diría que uno de sus predilectos y allá fue a visitarla con un mensaje de amor, agradecimiento y admiración de toda la familia.

Quien fuera de Lula el único hermano en Cuba, Emilio, fallece el 17 de junio de 2014 y unos meses después lo hace ella, el 27 de octubre, a sus 87 años.

Este relato personal familiar, puede ser uno de tantos y como tantos, debiera ser privado si no fuera una manera de mostrar a mis queridos lectores, la dura prueba que muchas familias cubanas sufrieron de separación y lejanía por causas ajenas a la propia voluntad y amor de estas personas, enredados en guerras, manipulaciones políticas, leyes y bloqueos.

(Primeros años del éxodo) La familia crece por Nueva York, Antonio y su hijo.
Lula con mis viejos en su última visita
Mi hermano baila con su tía o lo intenta

Abuela Juana con una bisnieta a poco tiempo de su llegada a Miami
Abuela Juana en cumpleaños de bisnieta
Mis dos abuelas, la materna de visita en Miami

A la izquierda mi primo Ulises, uno de los hijos de Fredy con nuestro tío Lázaro. Ulises vivió en Cuba hasta mi adolescencia fue muy hostigado por las autoridades por el delito de ser hermano de aquel otro, un día decidió irse después que su mamá murió en sus brazos. Ulises, fue una excelente persona, como amigo, como hijo y padre (Fallecido). Visitó Cuba varias veces y nunca dejó de encontrarse con mi viejo.
Mi sobrino Javier visita a Lula en los primeros meses de 2014
La foto original fue tomada en los funerales de Lula, Fue muy impresionante para mi ver a este señor, mi tío Israel, el único de los hermanos que actualmente vive, fue como ver a mi anciano  padre vivo de nuevo, su parecido es sorprendente y sus poses. En el `primer plano aparece también una tía materna.

3 comentarios:

  1. Con tu permiso Eddy, quise compartir la historia de tu familia ,que no es igual a la mía pero si en la separación,de nuestra tierra y familiares,un beso, ojala y todos nuestros contactos la lean ,esta bella y triste a la vez

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  2. Linda tambien la historia familiar.. no sabia q existiera la tia!!. Sabia q la familia de papi estaba toda aca, pero pense q nunca hubieron lazos.. Q triste!!..

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  3. Muy buena historia. Ejemplo claro de muchísimas familias cubanas. Y la tía Lula. Una héroe de edad, merecía una medalla porque en esos tiempos ir a Cuba a verla familia y llevarle algo era desafiar a la misma familia de acá y encararse en guerra con ellos .mis honores para ella fue muy valiente. Linda historia y magistralmente escrita por ti.felicidades besos y cuudate

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