viernes, 4 de abril de 2014

El Juego de Ender; El mismo perro con collar de tecnología sofisticada y con efectos especiales incluidos.


No me trago la píldora dorada completa ni con vaso de agua fría en lo referente a “historia novedosa”; para mi es un argumento archiconocido, llevado, traído y bastante manoseado de la realidad y del cine, sobre todo de la historia reciente del tercer planeta del sistema solar.

En su título original “Ender´s Game”, un film estadounidense de 2013 en el género de ciencia ficción, dirigida y escrita por Gavin Hood, basada en la novela homónima de Orson Scott Card; defendida por muchos y criticada por unos pocos que se quedan en tecnicismos socialmente inconsecuentes.

Los amantes del género podrán pasar un rato agradable y entretenido (como lo pasé yo) con las excelentes actuaciones del veterano Harrison Ford y el joven Asa Butterfield, efectos especiales convincentes, buena fotografía.etc.

En dos sitios especializados en crítica de cine, IMDb y Filmaffinity cuyos miembros que no son pocos, evaluan esta película con la siguiente calificación 6.8 y 6 respectivamente, en base a 10 puntos posibles….en fin, se puede ver y disfrutar.

He revisado un poco algunas críticas publicadas en Internet y como les decía, muy profesionales todas por personas muy bien documentadas, talentosas y preparadas en el oficio del séptimo arte y ni en juego pretendo rivalizar sus opiniones, solo incursionar un poco en hechos reales e históricos que guardan a mi juicio, una estrecha relación con el tema de la trama en cuestión, pero indectectables para el espectador pasivo; la película nos lleva a un supuesto futuro donde “nunca antes, el inocente humano había estado sometido a tales pruebas”.

Aclaro que no he leído la novela y por ello solo me refiero a la película, porque siempre un libro carga con una riqueza inagotable usando nuestra propia imaginación con la que personalizamos increíblemente los escenarios y siempre será el arma secreta de cada escritor, “la mente del que lee” y no puedo aventurarme a opinar del trabajo tremendo que realizó seguramente el Sr. Orson.

En cambio la película p a r e c i e r a que recrea una situación novedosa, nunca antes tratada, pero no hay que ir tan de prisa porque si le quitamos un poco las apariencias a los temibles “Formics” y disminuimos el brillo de los efectos especiales, profundizamos un par de milímetros en la superficie de los lindos trajes espaciales; nos va quedando básicamente un montón de historias tan reales como macabras que han sucedido a nuestro alrededor y no podemos permitir que el entretenimiento, como mermelada de guayaba venga camuflando justificaciones éticas ante genocidios cometidos en el pasado y otros que desgraciadamente vendrán.

Primero nos encontramos con la vieja línea de formación de un soldado deshumanizado, ajeno a emociones o sentimientos, aspecto tratado en muchos argumentos para el cine (vea un clásico, la película de Stanley Kubrick de 1987 “Full metal jacket”, subtitulada al español como “Nacido para Matar” entre otros títulos), una máquina de pura filosofía pragmática donde el fin siempre justificará los medios y donde los que no es práctico o útil, es falso, no es real, no existe.

Más que un soldado máquina está la creación de un líder único a muy temprana edad, formando letalidad desde la cuna, al que se le priva el derecho de saber si está cumpliendo sus misiones en un mundo virtual o real (lea: Fuerza Delta) al punto en que ya no hay diferencias entre ambos, barriendo así con los posibles restos de lo que fueron sentimientos humanos o derechos humanos.

Después que Ender conoce que su último supuestamente jueguito – entrenamiento no había sido una simulación en la que además, se habían dado gusto usando el ultra cañonson anti molecular de doble retroceso con aceleración por oxido nitroso y partículas extrafinas de hamburguesas McDonals, (cariñosamente llamado en el guión “Pequeño Doctor” ) que manipula la cowgirl y gatillo fácil Petra Arkanian; Ender siente fuertes remordimientos y su mentor lleno de orgullo le dice “serás recordado como un héroe” y el aludido, en los últimos estertores de lo que fue un ser humano racional, balbucea “seré recordado seguramente como quien cometió genocidio contra una especie de seres vivos y contra todo un planeta”…. y que al final no pudo saber (porque no preguntaron) si el enemigo se estaban reuniendo en formación para un desfile militar en honor a los terrícolas o para celebrar un ritual de cumpleaños colectivo.

¿Por qué será que recuerdo ahora eso de “dispara primero y pregunta después”?; debe ser por lo que se llama en psicoanálisis asociación de ideas o asociación libre de ideas, algo de eso.

Escribo y escribo y por momentos me olvido de la dichosa película y me creo que estoy escribiendo de innumerables conflictos actuales y del pasado reciente en los que se han involucrado potencias e intereses económicos colosales contra “hordas bárbaras” a las que se debe domesticar, colonizar, evangelizar y sobre todo democratizar dependiendo del siglo en que estemos….es para morirse de la risa el jueguito de Ender comprado con las atrocidades realizadas “ayer”.

El ataque de los Formics.

Los “Formics” el 7 de diciembre de 1841 realizaron un ataque sorpresa contra una de las bases navales de los terrícolas en Pearl Harbor con su Armada Imperial; las pérdidas del planeta tierra fueron cuantiosas y el hecho ocurre en los precisos momentos en que se negociaban acuerdos de paz entre ambos “planetas” lo que hizo que el presidente del territorio agredido Franklin D. Roosevelt expresara que aquel día “sería una fecha que vivirá en la infamia” con lo que estoy plenamente de acuerdo.

Aclaro por dudas posibles, que los agresores e invasores imperiales, eran los Formics, sin duda alguna, a pesar que estas hormigoides estaban sufriendo un embargo energético de la tierra que los estrangulaba desde casi los inicios de la guerra que ellos sostenían contra otras naciones y les impedía cumplir con sus sanguinarios planes.

Trato de seguir el hilo de los acontecimientos, buscando similitudes o tratando de demostrar con un simple ejemplo como un tema recurrente en nuestra historia se puede cargar de tecnología y chispitas de soldadura por arco eléctrico y aparecer como si fuera un aporte filosófico novedoso; creo que podemos observar este fenómeno  en la película de “Ender, el destripador de Hormigas” o “Ender, el matabichos intergaláctico”.

Un camino increíblemente trillado, al menos en el rollo del director Hood aunque el autor de la novela, el Sr. Orson se dio una vueltecita por las filmaciones y quedó muy complacido a pesar de que anteriormente había sido muy reticente con entregar los derechos de autor de sus obras para cine por los lógicos sablazos que casi siempre sufre la literatura en el proceso de conversión o adaptación a la pantalla.

La “tierra” se prepara para el contra ataque.

En abril de 1942, la incursión “Doolittle”, la primera incursión aérea Aliada de la tierra sobre la capital de los Formics, levantó la moral en el planeta e hizo que las incansables hormigas gastasen recursos en la defensa de su enclave natal, aunque el ataque fue más ruido que daños reales. A mediados del mismo año 42, los terrícolas derrotan la armada de los Formics en Midway, en el Pacífico y además, lograron detener el avance de los Formics en las islas en dirección a Australia, en Guadalcanal y en las Islas Salomón.

Muchas cosas sucedieron y muchas personas murieron entre lo narrado y la Batalla del Mar de Filipinas entre el 19 y 20 de Junio de 1944 pero después de esta fecha las nuevas naves de combate de la tierra, los relucientes B-29 podían alcanzar todo el territorio de los Formics; días después en la toma de la Isla de Tinian es usado por primera vez el NAPALM, ¡pobres hormigas!.

Y de poco en poco y con muchas, muchas muertes, batallas y sacrificios humanos llegaron al borde del final de la guerra con los Formics en 1945, creándose más o menos la siguiente situación:

Los Formics estaban técnicamente derrotados, no tenían ninguna capacidad económica para reponer las incontables pérdidas hormigoides, de hormigón armado y materiales, su capitulación era cuestión de tiempo, pero Ender estaba un poco apurado por terminar y de una manera que al enemigo jamás le pasara por su cabeza de hormiga, intentarlo de nuevo, como en la peli, “ganar batallas futuras”, lo que se dice un mensajito fuerte de verdad.

El 6 de agosto de 1945, un B-29 Superfortress, el Enola Gay, lanzó una bomba atómica apodada Little Boy sobre Hiroshima, destruyendo la ciudad. El 9 de agosto, un B-29 llamado Bockscar lanzó la segunda bomba atómica, apodada Fat Man, sobre la ciudad portuaria de Nagasaki y muerto el perro, se acabó la rabia, ¿La rabia era del perro, de la hormiga o de Ender?; ya ni me acuerdo.

Manejando el Pánico.

Los humanos somos tremendamente miedosos y algunos pasan al terror, (la mayor expresión del miedo) y cuando se está aterrorizado solo hay una línea muy fina que nos separa del ataque de pánico; al que no necesariamente hay que llegar para cometer y justifican las mayores atrocidades, con el terror nos alcanza y sobra; en cambio las personas que son verdaderamente valientes, los que se sienten realmente seguros y en control de si mismos, logran sin mucha dificultad dominar la crisis y agotar todas las opciones posibles antes del uso de la fuerza, que incluso, si fuera necesario usarla, será proporcional a la envergadura del peligro.

Víctimas del estado del terror o del pánico.

En Cuba hay una culebra de las más inofensivas que existen, se conoce como jubo prieto o jubo magdalena, puede llegar a un metro de largo más o menos y se alimenta de insectos, anfibios, ratones pequeños, lagartijas; pues el tal jubo de aspecto desagradable y con mucho parecido a toda su venenosa familia, no puede asomar la cabeza en ningún lugar habitado porque le cuesta la vida sin que se albergue en su contra razón alguna, es tanto el pánico que crea, sobre todo en mujeres que es linchado al instante sin miramientos.

El 8 de agosto de 1994, en el puerto del Mariel un jovencito cubano, Leonel Macías González, de apenas 19 años, muerto de miedo, orinado de pánico en sus pantalones, asesina a sangre fría a Roberto Aguilar Reyes, un hombre al que hubiera podido controlar, dominar con la ventaja de su arma en mano y de la sorpresa; el único objetivo de esta barbaridad era secuestrar la embarcación e irse a vivir a otra ciudad, Miami; asesina al padre de tres chicos sin que estuviera corriendo peligro su vida en Cuba o de un tercero, ni siquiera era perseguido, simplemente quería….. eso, “mudarse” y por allá anda impune “el valiente”.

Pareciera que me he alejado del Juego de Ender, si, puede ser, como pareciera también que el tema de la tal película fuese novedoso, pero le digo que no lo es, en lo absoluto.

Mis sinceras disculpas al honorable pueblo del Japón por usarlo como Formics en el intento de ilustrar mejor mis ideas.




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