martes, 8 de octubre de 2013

Fuerza Delta



Edgar llevaba tiempo estudiando la misión, sin lugar a dudas era una de las más complejas que había realizado, no solo por los numerosos puntos de control, cámaras de seguridad, zonas minadas y por supuesto centinelas; además tenía que luchar contra el tiempo, pues debía retardar en lo posible la alarma general del campamento, ya después solo contaría  con escasos minutos para lograr su objetivo.


Tenía la experiencia necesaria en la Fuerza Delta como para saber que no debía siempre ajustarse a las reglas ni confiar demasiado en todas las instrucciones así como en los datos de inteligencia suministrados, pues siempre en el terreno las cosas cambiaban drásticamente y hasta los pequeños detalles por insignificantes que fueran podían poner en riesgo el cumplimiento exitoso de la misión o su propia vida; lo primero era tratar de interpretar que era lo que tenía que hacer en el lugar, con qué apoyo contaba pues no siempre actuaba solo, aprenderse el mapa según itinerario descrito pero además conocer la zona fuera de ese itinerario para tener un margen amplio de improvisación en el terreno de operaciones y solo entonces, cuando ya tuviese una idea clara del “trabajo” y los riesgos, podía pasar al segundo y determinante paso, seleccionar el equipo, armamento y accesorios; por ejemplo si la misión era hacer de “Dios” solo dependía del rifle para franco tirador escogido y las opciones eran entre la carabina “REMINGTON” y el fusil “BARRET LIGHT”  el primero de 7.62 mm (igual calibre que la AKM rusa) modelo M40A1, con un tiro efectivo de 800 m y el segundo, calibre 50 y con tiro efectivo a 1500m pero que pesaba demasiado para largas jornadas o para retiradas apresuradas; en la misión de hoy tenía asignada una subametralladora de 9mm con silenciador y no la tomaría por nada del mundo, su compañero fiel era casi siempre el rifle de asalto M4 de 5.56mm con mirilla, muy ligero y con el lanza granadas adjunto M203 de un alcance de 400m extremadamente útil; en caso de necesitar hacer poco ruido usaría pistola con silenciador, cuchillo o ni siquiera eso, solo las manos.

La misión se denominaba ”Espectros”, país, Indonesia, un campamento de terroristas, que debía penetrar durante la noche sus defensas y recuperar una computadora portátil donde se encontraba información sensible sobre vínculos financieros y apoyo logístico de organizaciones en el exterior; el objetivo había sido designado con el nombre de “Stokes”, terminada la operación se dirigiría al punto de extracción donde el “Black  Widow”  el helicóptero negro y sombrío como su nombre, lo recogería y lo llevaría seguro a casa. 

 Edgar avanzaba en la oscuridad su sistema de guiado por satélite  y el visor nocturno le permitía sentirse como en la calle donde había nacido, caminaba rápido, apenas sin precauciones,  en su pequeño mapa digital podía ver que las patrullas más cercanas estaban casi a un kilómetro y un muro natural de unas cuantas colinas lo llevarían seguro casi al mismo centro del campamento sin tener que tomar el camino principal; ya a lo lejos se distinguían los reflectores de alguna de las casetas pero todo se mantenía en calma, solo se escuchaban los ruidos de insectos y el pisar de sus propias botas; un breve tiempo después la situación ya había cambiado,  ahora las bolitas rojas de su mapa estaban más cerca y móviles; comenzó a subir una colina de aquellas más despacio y encorvado, luego como quien susurra a otra persona muy cerca dijo “…Bravo en posición…” y solo él escuchó la respuesta tan adentro del oído que casi se pudiese decir que fue directa a su cerebro  “….Recibido….” ; ahora Edgar se arrastraba, sabía que al llegar a la cima  iniciaría el fuego selectivo eliminando a los hostiles más cercanos; sabía que el éxito inicialmente sería completo hasta que se movilizaran otras fuerzas y lo ubicaran para convertir su posición en un carnaval, entonces tendría que moverse de un lado a otro como un loco juicioso y con la más certera puntería del mundo, pero bueno, para eso estaba entrenado………. 

 - Edgar, ¿no piensas bajar a cenar o también quieres comer frente a la dichosa computadora?

 Edgar hizo una mueca de disgusto, por un momento perdió la concentración y desde la garita más cercana una ametralladora pesada alumbraba la penumbra y acribillaba a balazos increíblemente reales y perfectos a su “yo” virtual que dio un gemido, se arrodilló por un momento y luego cayó de bruces sobre la escasa hierba. 

 - Ya voy mamá. 

Se quitó los audífonos y hábilmente con el “mouse” seleccionó “juego en pausa”, después podía comenzar todo de nuevo, sonrió, reiniciaría tantas veces como fuera necesario, su historial en la Fuerza Delta era tan grande que solo le quedaban dos o tres misiones por cumplir. 

…………….. 

 Edgar ahora en un vehículo blindado recorría las calles alejándose del centro de la ciudad, se escuchaba el ronroneo del motor y los chasquido de la radio, “Charlie 2 en posición”, las puertas traseras se abrieron y comenzaron a salir apresuradamente, la escuadra se dividió en dos grupos, “”Alpha” y “Bravo”; Edgar llevaba una pesada ametralladora M249 SQUAD con 200 cartuchos en la cinta, tiro efectivo 500m, granadas de fragmentación y chaleco. 

 La zona de operaciones estaba aparentemente desierta, atardecía  y un viento lleno de arena disminuía la visibilidad, Edgar aunque no lo habían recomendado escogió llevar el visor nocturno por si las cosas se complicaban más de lo previsto, además el regreso era de noche. El grupo Alpha aseguraba el perímetro y el suyo tenía la misión  de entrar en unas ruinas abandonadas en las que durante un vuelo de reconocimiento de un dron se habían detectado movimientos sospechosos. 

 El grupo con toda la cautela se desplegó, en el GPS de Edgar no se señalaban bolitas rojas, pero los satélites no eran una garantía en estas misiones tenía que confiar en su propio instinto, de pronto escuchó una explosión cercana, abrió fuego sin saber a ciencia cierta a que y todo el grupo lo imitó, la balacera solo duró apenas un instante hasta que la adrenalina disminuyó sus niveles; pero la calma fue rota nuevamente, esta vez sin lugar a dudas los disparos eran de fuerzas hostiles que salieron de la nada por el flanco izquierdo. 

Edgar escuchó los silbidos de los proyectiles y su sonido característico cuando atraviesan materiales blandos tantas veces escuchados por él; dio un gemido, se arrodilló por un momento y luego calló de bruces sobre la escasa hierba en las afueras de Bagdad, su boca llena de arena y sangre balbuceaba “…reiniciar…, reiniciar…..”  unos segundos después murió mientras la pantalla digital de su GPS se llenaba de móviles bolitas  rojas.

 

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